Así se vive la Ecovilla

Han puesto unas papaleras nuevas para sustituir unas que estaban dañadas. Esto está bien, y debemos aprender a usarlas más. Pero no han sabido poner las papeleras viejas en el contenedor que tienen para eso.
El resultado es que alrededor del contenedor detrás del campo de fútbol hay una colección de basura que incluye media docena de papeleras, un tablón de anuncios y muchos cristales rotos. También hay nueve cartones en que venían luces de Navidad para uso exterior. Nueve por 50 luces cada uno son 450 lucecitas. Cada paquete costó 34,60€. No conozco a ningún vecino que haya puesto un despliegue navideño tan lujoso y por eso sospecho que los cartones tanto como las papeleras y el tablón son del Ayuntamiento. Mientras tanto, el contenedor, a pocos pasos, está casi vacío.

El contenedor es feo y no debe estar allí en la zona protegida alrededor del Jardín de Forestier, un Bien de Interés Cultural. El Ayuntamiento sabe que es feo, porque cuando importan las apariencias, por ejemplo si habrá una carrera de bicicletas por allí y llegará mucha gente, lo quitan. Pero el colmo es que estando allí no se usa, sino que el mismo Ayuntamiento tira su basura alrededor de él.

Desde el Ayuntamiento se quejaban de los vecinos que ponían los envases a reciclar alrededor de los contenedores cuando rebosaban de llenos. Si las autoridades dan tan mal ejemplo no es de extrañar que otros lo seguirán. A unos metros de esta escena, alguien ha puesto otro sofá arruinado junto al muro del jardín.

¡Viva la Ecovilla!