Más sobre el dolmen

Los arqueólogos trabajando en el Dolmen Montelirio recibieron buenas noticias ayer. El viernes iba a ser el último día de trabajo para ellos, pero el plazo se ha extendido una semana más para que se haga una decisión en cuanto a lo que van a hacer con los descubrimientos. Claro que esperan que les den permiso de continuar el proceso, que a penas se ha empezado.

Ayer tuve el privilegio de visitar de nuevo el dolmen y sacar unas fotos de la obra, y aquí las comparto con vosotros.


Primero, han tapado el corredor con tela para protegerlo de los elementos. Resulta que la tela es mejor que el plástico para eso, porque respira en vez de atrapar agua.

Aquí hay una vista del suelo de la cámara principal, donde han encontrado los enterramientos.

Juan Carlos, el antropólogo que trabaja con el equipo, investiga algo de interés en el suelo, que está en el proceso de dibujar. Dice que la gente que construyó el dólmen vivía antes de los tartesos en el calcolítico y que no les han dado nombre. Aparentemente eran más o menos de la misma estatura que nosotros, aunque hay mucha variedad entre los enterrados aquí y no se puede decir ahora nada de esta característica en este dolmen.

Aquí está el mismo suelo, fotografiado desde directamente arriba. Se nota la gran cantidad de huesos, todos mezclados y se puede apreciar la dificultad de decidir cuál hueso pertenece a cuál individuo. También es evidente que el suelo mismo está pintado de rojo con ocre. Algunos de los huesos se han teñido de rojo.

Aquí se ve más claramente algunos de los huesos. El objeto redondo y oscuro arriba a la izquierda es aparentemente un plato que se usó para dejar una ofrenda de comida en la tumba.

Aquí el antropólogo muestra el dibujo que hace de la colocación de los huesos, señalando una calavera.

También trabajan con fotos. Aquí la arqueóloga Mariló identifica lo que hay en una foto detallada.

Aquí señala el lugar donde encontraron el collar de ámbar, y su relación con los restos de un individuo. Es sorprendente que la tumba no haya sido expoliado durante más de 4.000 años. Han puesto vigilancia seria para que tampoco suceda en tiempos modernos.

Aquí dibuja el collar en otra foto. El proceso de documentación es importantísimo, porque no solamente son importantes los objetos, sino también su relación con todo lo demás para entender lo que realmente significan.

Ángel, un guzmareño estudiante de arqueología que ayuda en el proyecto, quita con cuidado la tierra que cubre el pasillo que conecta la cámara principal con la secundaria al lado.

Mientras visitamos la obra también visitaban unos arqueólogos que trabajan en otros dolmenes en Portugal. Insistieron en el gran valor de lo que aquí se encuentra.